Si hablamos de blockchain, es posible que se nos venga a la cabeza una tecnología, algo lejana, que se hace difícil de comprender y de la que, además de recibir poca información, toda aquella que nos llega es negativa. Justo por eso, nos proponemos acercarnos más a entender cómo funciona esta tecnología e ir acabando con los estigmas que la rodean. Lo hacemos de la mano de Comunitaria, una iniciativa que ha creado una criptomoneda con valor social.

¿Has escuchado hablar alguna vez del «caffè sospeso”? Es una forma de tomarse el café que nació en Nápoles y que consiste en dejar pagado un café para la siguiente persona que venga de forma anónima. En este acto de generosidad se inspiró Miguel Prados, CEO de Comunitaria, para crear una moneda social que beneficiara al comercio local y que ayudara a personas en situación de vulnerabilidad.

Además, lo hizo de una forma muy innovadora y es que decidió recurrir a la tecnología blockchain: un sistema para recopilar datos de forma descentralizada, es decir, que no cuenta con el control de ninguna autoridad central. Así, Miguel se puso manos a la obra y creó la Illa, una criptomoneda social que permite a las personas en riesgo de exclusión social acceder a alimentos y productos frescos en los comercios locales.

Esta iniciativa nació en el barrio de Los Pajaritos, en Sevilla, de aquí su nombre. Y Miguel nos cuenta que quiso utilizar el blockchain porque quería buscar una forma fácil y eficiente de que el dinero se gastase en el mismo barrio para así favorecer también el comercio local.

Lo cierto es que, como ha visto Miguel, cada vez son más las personas que se dan cuenta del valor social que puede tener la tecnología blockchain. Los expertos afirman que esta tecnología podría aportar mayor transparencia a los programas de desarrollo o a los retos sociales actuales. Un ejemplo de esto es el uso que se le ha dado en el Programa Mundial de Alimentos, que ha transferido 1.4 millones de dólares para financiar bonos de comida a 10.500 refugiados sirios mediante blockchain.

Si algo nos queda claro es que a esta tecnología le augura un futuro brillante y que poco a poco se va a ir integrando más en nuestro día a día.