¿Te imaginas una pintura ecológica que hiciese el mismo efecto que las hojas de los árboles de un bosque frondoso?
¿Qué diferencia a un bully convencional con una persona que ataca constantemente en redes? ¿Crees que, hoy en día, las redes se han convertido en un lugar donde los “haters” pueden campar a sus anchas? Además, lo normal es hacerlo desde el anonimato. Cada vez son más las personas que piensan que este “hate”, el odio sin filtros en la red, tiene que parar. Es así como Marta G. Franco, creadora de La Intersección, trabaja para que el entorno digital sea un lugar donde la libertad de expresión no dañe a las personas.
“Este está cancelado”. Una frase que hoy en día no dejamos de escuchar en redes y que consiste en crear una campaña masiva construyendo un discurso de odio hacia una persona, quitarle el apoyo y, por lo tanto, hacer que se le aísle.Y es que la cultura de la cancelación se ha convertido en el pan de cada día. En ocasiones, se puede debatir si es una cancelación merecida o no, pero lo cierto es que, muchas otras, el hate que recibe la persona que se está cancelando es desmedido y está fuera de lugar.
Internet es como un patio de recreo donde todos podemos criticar, pero el odio puede provocar desde ansiedad hasta el suicidio en quienes lo reciben. ¿Cuál es el límite entre la libertad de expresión y el bullying? ¿Es posible hacer de internet un lugar habitable?
Marta G. Franco es periodista y activista experta en redes y ella cree que sí. Su clic llegó a los 15 años, cuando se dio cuenta de que internet se convertiría en un compartimento más de nuestra realidad y en una importante herramienta de cambio. Tras estudiar Periodismo, Marta empezó a investigar y fundó La Intersección, una organización formada por activistas especializados en redes que ofrece herramientas para combatir discursos de odio en la red a través de estrategias colectivas. Entre otras cosas, lo hacen desarrollando guías, e infografías que sirven para entender cómo funciona el odio en redes y cómo protegerse.
Marta destaca que para ella: “Internet es una herramienta básica para todos, por eso mi activismo parte de ahí de querer mantener ese espacio libre de odio”. A menudo parece que el algoritmo lo pone difícil, pero hay que recordar que detrás de cada perfil, por muy conocido que sea, hay una persona a la que seguro que le afecta el hate.
El compromiso de Marta también tiene su origen en su vida personal. Como persona del colectivo LGTBI+, sufrió acoso callejero, que más tarde se convirtió en el ataque indiscriminado de trolls a través de Twitter. Pronto comprendió que la persecución que sufría por su género y orientación sexual se manifestaba tanto en la calle como en las redes, solo que en estas últimas, nadie hacía nada al respecto.
Marta comparte sus conocimientos de manera gratuita a través de espacios como No Les Des Casito. Asimismo, desde La Intersección, ofrecen materiales para que las organizaciones puedan utilizarlos en sus propias estrategias de comunicación. Según ella, un problema tan complejo como la cultura de la cancelación debe de ser analizado seriamente, ya que pone en juego las libertades democráticas y la salud mental de la población.
La meta de La Intersección es proporcionar información realmente útil para hacer de la red un espacio sano y seguro para todos. Lo hacen con iniciativas como Proyecto Hortensia donde difunden amor a personas habitualmente atacadas, en este caso de la comunidad Trans.
Con todo esto, Marta y su iniciativa, La Intersección, contribuyen, sin duda, a unas redes sociales más sanas en las que, a medida que vamos tomando conciencia entre todos, el hate se va disipando.