Mejorar el diagnóstico y bienestar de personas con TEAF (Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal).
Todo buen proyecto empieza con una gran sonrisa y un apretón de manos. David nació sin un brazo, sufrió bullying en el colegio y se metió en el personaje de Hand Solo para servir de inspiración a otros jóvenes. Guillermo es un diseñador que ha encontrado en la impresión 3D una herramienta de gran impacto social. Ambos unen hoy sus fuerzas para romper con el estigma de la discapacidad y ayudar a otras personas a cumplir sus sueños.
Pepo Jiménez.
Todo el mundo recuerda su primer día en el colegio: las mariposas jugando en el estómago, la merienda en papel de plata, la incertidumbre con los compañeros… Cuando David Aguilar (Andorra, 2000) fue por primera vez al colegio se llevó esa mochila de emociones, pero con un sobrepeso inesperado. Atrapado en la burbuja de calor familiar y la sobreprotección a un niño con una enfermedad rara (síndrome de Poland), ese primer día de miradas furtivas, aislamiento social y juegos en solitario terminaría de forjar su personalidad para siempre.
David acabó la jornada corriendo y dando vueltas en solitario por el patio con la mirada perdida, hasta que vio retratada la más cruel de las realidades: “En el patio había unos cristales que reflejaban. Me vi allí, me paré un momento y dije: ‘Ya está. Nadie quiere jugar conmigo y se apartan de mí porque tengo un brazo más corto que el otro’”.
Crecer frente a un espejo.
Diez años más tarde, David volvería a ver otro reflejo inspirador, en este caso en el espejo del baño de su cuarto. Otra vez frente a una realidad sobrecogedora, pero a diferencia de aquella que reflejaba la soledad del patio del colegio esta nueva ‘revelación’ daría la vuelta al mundo, su mundo… y también al nuestro. David, con 17 años, acababa de construirse un brazo funcional con piezas de Lego que le permitía tener cierta movilidad y autonomía, y delante del espejo empezó a simular las posturas de fuerza que nunca pudo hacer de pequeño: “Pensé que por primera vez estaba completo, en cierto modo, y pensé también que gracias a lo que hice podía ayudar a mucha gente en el mundo”. La noticia acabó en todos los medios. Todo el mundo quería ahora jugar con él.
Aquel chaval de Andorra, sometido por siempre a miradas indiscretas y al bullying de los compañeros, había decidido darle la vuelta a la exposición pública de su cuerpo. Ahora sí quería mostrarse a todos con orgullo para servir de ejemplo, para que otros chicos con su discapacidad no tuvieran que pasar por lo mismo que él pasó de pequeño. El mensaje ahora era: ‘Tú puedes cumplir tus sueños”.
Así nació Hand Solo.
El espejo de Hand Solo ahora es uno donde miles de niños con discapacidad pueden mirarse. Se calcula que más de 100 millones de personas necesitan una prótesis en el mundo, muchos de ellos desde el nacimiento. Acceder a una prótesis convencional puede costar desde 3.000 a 60.000 euros.
Pero el personaje creado por David no solo es un lugar de inspiración, un documental, un libro, una tienda con beneficios para asociaciones de diversidad funcional, o talleres y charlas de concienciación y aprendizaje. No es solo un niño como Beknur, sonriendo cuando recibe otro brazo de Lego fabricado por David, o un proyecto educativo de realidad virtual para combatir el bullying. El alter ego de David es un ejemplo inspirador que pieza a pieza sirve para analizar y reconstruir cualquier vida. Un ejemplo.
Cuando los sueños se imprimen.
Cuando Guillermo Martínez Gauna-Vivas (Madrid, 1994) era niño soñaba con convertir sus garabatos y dibujos de juguetes imposibles en algo que se pudiera tocar, estrujar y desmontar. “Soñaba con una máquina mágica que hiciera los diseños que hacía yo en mi cuaderno”, nos cuenta con nostalgia. Este ingeniero en Organización Industrial, que ha trabajado como director de I+D y de desarrollo de producto en varias empresas importantes no sabía que su historia, como la de David, iba a cambiar para siempre cuando una pasión, y casi un juego, se cruzó de forma inesperada en su camino.
Si David encontró su inspiración vital, su cambio transformador en las piezas de un juguete de Lego, Guillermo descubrió la suya cuando conoció la impresión 3D: “Cuando me compré mi primera impresora 3D, empecé a ver las cosas que había por Internet, a construir diseños propios, y vi que también podía hacer cosas que sirvieran para los demás”.
Guillermo se formó para resolver problemas de diseño en juguetes y acabó solucionando problemas funcionales en personas con discapacidad. Pero su mirada sigue siendo la de aquel niño que esboza una sonrisa al imaginarse un juguete nuevo: “Cuando hemos mandado por correo un brazo y nos mandan un vídeo, haciendo su día a día con la prótesis, dándole un yogur a su hija o cogiendo cualquier cosa… te das cuenta que lo que estás haciendo ayuda a esta persona pero también a miles de personas alrededor”, confiesa orgulloso Guillermo.
Así nació Ayúdame3D, una entidad que utiliza la impresión 3D para hacer accesible la tecnología y fabricar dispositivos de ayuda para personas amputadas o con discapacidad de cualquier parte del mundo y de manera gratuita. La entidad entrega más de 350 piezas al año, en 55 países gracias a la ayuda de una plataforma de voluntariado o ‘Helpers’ que ponen al servicio de la entidad una impresión deslocalizada.
Un apretón de manos muy real.
Y un día la historia de David y la de Guillermo se encontraron.
Coincidieron en un evento y, como no podía ser de otra manera, solo pensaron en echarse una mano —nunca mejor dicho—. Guillermo ofreció su ‘máquina mágica’ para construir un brazo a David con su tecnología y David derivó varios casos a Guillermo que no podía resolver con la suya, además de intercambiar información y conocimientos para intentar llegar, entre los dos, aún más lejos.
“Las personas que queremos ayudar a los demás tenemos que unir fuerzas y, quién sabe, a lo mejor hay una manera de combinar la tecnología 3D con las piezas de Lego para crear la prótesis del futuro”, comenta David.
Dice también David que si volviera a nacer no se vería con dos brazos porque entonces no existirían ni David Aguilar ni Hand Solo, y él no quiere ser otra persona. No hay mejor manera de dar sentido a una vida, a un proyecto, a una historia de superación, que poner por encima de tu salud y de tu integridad el impacto que puedes dejar en los demás.
Gracias, David, gracias, Guillermo.