Una asociación para recuperar la dignidad y ofrecer segundas oportunidades a mujeres invisibilizadas.
El sector de la construcción está muy asociado a los hombres. Sigue siendo raro ver a una mujer en una obra y más raro aún es encontrarse con una albañila o una pintora. Laura Baquero es arquitecta y fundadora de Ella Construye, una iniciativa que trata de introducir a la mujer en los oficios clásicos de la construcción a través de la formación.
Patricia Ávila
Aunque las mujeres se están abriendo paso poco a poco en la construcción, todavía es un sector muy dominado por hombres. “Hoy en día sí es común encontrar a mujeres en cargos técnicos, pero lo que no es nada común es encontrar a mujeres en los oficios”, explica Laura Baquero, arquitecta y fundadora de Ella Construye, un proyecto de formación para la integración laboral de la mujer en la obra.
Laura confiesa que estudió arquitectura porque la casa en la que vivió con sus padres la hizo una mujer que era arquitecta y se convirtió en un referente para ella: “A mí me parece que tener referentes te abre el camino a posibilidades que quizás no te planteabas y es cierto que antes no había casi mujeres en carreras técnicas”.
Terminó sus estudios en plena crisis del ladrillo, en 2009, y decidió hacer prácticas en Brasil. Allí vivió durante unos meses las dificultades de una profesión muy enfocada a un mundo de hombres. “Acababa de salir de la carrera, era muy joven y en los meses que estuve casi no conocí a mujeres en las obras”, recuerda.
En 2010 volvió a España, tuvo que adaptarse a la falta de vacantes en las empresas y se lanzó a trabajar en sus propios proyectos. Pero tampoco fue fácil. “Al principio notaba que me veían como una chica. Era muy joven y tenía que dar explicaciones. Notaba la extrañeza que sentían al ver a una mujer en una obra y se notaba la falta de autoridad, pero a medida que han pasado los años, la presencia de mujeres arquitectas, técnicas, administrativas… se ha ido normalizando y ahora ya es frecuente”, cuenta Laura.
La palabra albañila existe, está en el diccionario.
Para Laura había sido muy normal ser la única mujer en la obra. Hasta que se encuentra con algo que no había visto nunca: una albañila. Y su percepción del sector cambia para siempre. “María era una albañila oficiala de primera con treinta años de experiencia. Yo nunca había visto no a una mujer, sino a una persona que trabajase tan bien como lo hacía ella en una obra. Sabía y controlaba muchísimo de materiales y herramientas, era pura dedicación y cariño al trabajo”, explica con emoción.
Pero costaba llamarla por su profesión. Tal y como recuerda la propia Laura: “Para algunos María nunca era la albañila, era la señora esa que trabaja ahí. Pero si no somos capaces de usar la palabra albañila o yesera es muy difícil que haya yeseras o albañilas. El lenguaje inclusivo es fundamental”. Conocer a María fue todo un aprendizaje para la arquitecta: “Viví muchas experiencias y anécdotas porque al principio fue extraño hasta para mí ver a una mujer trabajando en una obra, pero a la vez fue una inspiración”.
Esta coincidencia provocó un antes y un después en la carrera profesional de Laura. Gracias a María encuentra la motivación y el apoyo para fomentar la integración de la mujer en los oficios clásicos de la construcción. Crea su proyecto y comienza a trabajar con la albañila y con otras mujeres. Pero se da cuenta de la dificultad que suponía conseguir un equipo integrado al 100% por mujeres. “Intentaba que siempre hubiera alguna mujer en la obra pero costaba mucho. Y fue entonces cuando pensé que lo mejor era darles el conocimiento”, explica Laura. Desde ese momento y a través de Ella Construye, organiza talleres para formar a mujeres en la construcción. Hoy en día es el objetivo principal de esta iniciativa y han pasado más de 80 alumnas por los cursos.
“Cuestión de maña y no de fuerza”.
Todavía cuesta imaginar a una mujer montada en una grúa, poniendo ladrillos o cavando una zanja, por ejemplo. Resulta casi imposible encontrar rostros femeninos en albañilería, fontanería… Son oficios muy asociados a la fuerza y por tanto a los hombres. Y es verdad, hay ciertas tareas que requieren fuerza pero hay otras muchas que se basan en la maña y hay muchas mujeres que tienen más fuerza que los hombres. “Además, hacer cemento, por ejemplo, parece algo que solo pueden hacer unos cuantos elegidos y sin embargo no es mucho más difícil que hacer una masa de pan o un pastel”, explica Laura.
Los talleres de formación que organiza Laura están enfocados precisamente en desmontar el tópico de “la obra es para los hombres”. Para Mercedes Fernández, diseñadora de interiores, fundadora de ‘Las Manitas de Fem Homes‘ y profesora en Ella Construye, es un paso natural que las mujeres puedan dedicarse a la construcción porque “debe ser algo vocacional y no debería determinarse por el género ”. Ella cuenta que no ha tenido experiencias negativas pero sí muy extrañas: “De notar que me miran de reojo y en la distancia para comprobar que lo estás haciendo bien porque eres mujer y eso es lo que no puede ser”.
Más formación y apoyo.
Laura y Mercedes animan a que las mujeres que sientan vocación se lancen a ello: “Insistimos en que hay que romper los tópicos y fomentar que si la mujer quiere trabajar en una obra pueda hacerlo sin problema”. La presencia femenina en el sector ha mejorado de un 8,2 % a un 9,6% en los últimos años, según el informe ‘Mujeres en el sector de la construcción’ elaborado por la Fundación Laboral de la Construcción. “Pero hace falta más empuje”, añade Susana López, ex alumna de Ella Construye y restauradora. “Se ha mejorado en muchas cosas y hacen falta más personas como Laura Baquero para dar formación y apoyo porque aún hay cosas como los guantes o la ropa que están adaptados solo para los hombres”.
A lo largo de los años se ha conseguido que una mujer con carrera técnica sea una profesional más dentro de la construcción, ahora el reto es que las palabras albañilas, yeseras o ferrallistas no estén asociadas solo a hombres y que haya cada vez más mujeres que puedan cumplir su deseo de trabajar en la profesión.