Crecieron en plena crisis climática, en una pandemia global, con el móvil en la mano y el futuro en duda. Aun así, esta generación no se ha rendido. Les llaman “frágiles” o “generación de cristal”, pero lo cierto es que son más bien de cristal templado: sensibles, sí, pero también resistentes y comprometidos.

Porque, aunque ya no militen en ONGs tradicionales o no salgan (tanto) a la calle con pancartas, los Z han encontrado nuevas formas de implicarse. La iniciativa Luz Azul es un claro ejemplo de ello. Un altavoz para ellos y para esas causas que abrazan sin dudar. 

Luz Azul es una iniciativa que visibiliza y apoya a jóvenes comprometidos con causas sociales, ofreciendo un espacio donde sus voces, acciones y formas de activismo encuentran altavoz. A través de contenidos inspiradores y testimonios reales, demuestra que las nuevas generaciones no son indiferentes, sino protagonistas del cambio social, político y cultural. 

Ofrecen apoyo a jóvenes migrantes y lo hacen tejiendo redes con sus voluntarios. Apuntan que es muy importante la proximidad de edades entre los jóvenes que ayudan y los voluntarios ya que así se acaban creando conexiones muy genuinas. 

Esta iniciativa reconoce lo que muchos aún no ven: que los jóvenes sí se mueven. En redes y fuera de ellas. Que no les vale con opinar, quieren transformar. Lo hacen a su manera, desde el activismo más puro, como hace su fundadora María Guevara.

Luz Azul nace para demostrar que esta generación no está perdida, sino encontrando nuevas formas de construir futuro. Que no rehúyen la emoción, sino que la abrazan como herramienta de cambio. Que no son “ofendiditos”, sino conscientes.