En un pueblo de Asturias (L’Infiestu-Piloña) empezaron a soñar con un espacio donde lo artístico cultural, la acción comunitaria, la transmisión de conocimientos y la lucha contra la despoblación tuvieran cabida. Y así fue como se pusieron a rehabilitar una nave para convertir ese sueño en La Benéfica de Piloña.

El artista asturiano Rodrigo Cuevas, vecino de Piloña, cuenta que tuvo una revelación: en el pueblo necesitaban un teatro. Porque si hay algo fundamental para que la gente no se vaya del pueblo, tan importante o más que las infraestructuras, es la diversión.
Por eso, cuando un amigo le enseñó una nave abandonada del pueblo que había sido construida en 1926 como una asociación benéfica para ofrecer ayuda entre vecinos, tomaron la decisión de devolver La Benéfica de Piloña a la vida de una forma diferente.

Tenían claro que la función de La Benéfica debía convertirse en un espacio intergeneracional donde la gente del pueblo se sintiese invitada. De nada servía traer a artistas conceptuales que fueran totalmente ajenos a la gente del lugar, tenían que encontrar un equilibrio entre lo tradicional y lo vanguardista, pero anteponiendo siempre el entretenimiento de las paisanas y paisanos y lo han hecho logrando revitalizar la zona rural de la Piloña.

El día de la inauguración fue la constatación de la energía colectiva que había despertado el proyecto, y como no podía ser de otra manera, todo el pueblo se juntó para ver a artistas de todo tipo. Eso sí, la primera actuación fue la de una vecina de Piloña que salió a cantar acompañada únicamente de su tambor.

Durante este año La Benéfica ha tenido que cerrar temporalmente para poder hacer las obras de mantenimiento que garanticen la seguridad y conservación del espacio. Para ayudarles a llevar a cabo el proyecto puedes asociarte desde 20€ al año o colaborar como empresa en la rehabilitación del edificio. La ayuda que se presta será devuelta con descuentos o prioridad en la asistencia a conciertos o actividades culturales que se realizarán en 2025.

El año pasado, en las fechas de Navidad, los alumnos del instituto del lugar celebraban un festival en La Benéfica. Porque disponer de oferta cultural y de espacios donde poder disfrutarla  no tiene que ser un privilegio reservado para grandes ciudades, es un motor fundamental para seguir manteniendo vivas las zonas rurales, protegiendo referentes y viendo nacer a otros nuevos.