¿Alguna vez has pensado que el mundo rural se estaba quedando atrás, que era difícil prosperar en los pueblos? Hay quien asocia la España rural con algo antiguo, incluso casposo, donde la innovación y el emprendimiento no son posibles. Pero iniciativas como Apadrina Un Olivo son la prueba perfecta de que esto no es así y de que hay mucha vida más allá de las distintas “Gran Vías” del país.

En 2014 nació, en Oliete, Apadrina Un Olivo. Lo hizo de la mano de gente como José Alfredo Martín, quien tras haber pasado una infancia muy ligada a los pueblos de sus padres, se interesó por el estilo de vida rural, que le pareció que estaba a punto de extinguirse. Con este pensamiento, decidió unirse a Alberto, Adrián, Sira y Pablo para pensar una solución para un pequeño pueblo de Teruel llamado Oliete.

Y es que Oliete tenía algo muy especial: era tierra de aceite y de olivos históricos. Pero también tenía un problema: estos olivos estaban abandonados. Desde Apadrina Un Olivo, se pusieron manos a la obra para conseguir justamente esto, que la gente de distintas partes del país apadrinara estos olivos y, de este modo, revitalizar Oliete. Lo hicieron nutriendo el pueblo de nuevos visitantes y devolviendo el orgullo de lo histórico.

Como se ha podido ver en los últimos años, lo rural atrae. En 2021, en Cataluña, por ejemplo, el 10% de las mudanzas de municipio fueron para ir a uno más rural. Y de este fenómeno son conscientes en Apadrina Un Olivo, ya que desde que empezaron con el proyecto, han generado más de 40 puestos de trabajo en Oliete y han recibido más de 19.000 visitantes. 

Además de su proyecto principal, que consiste en el apadrinamiento de estos olivos, Apadrina Un Olivo vende aceite de carácter social, solidario, y sostenible, que elaboran gracias a la colaboración de personas con discapacidad intelectual. Asimismo, actúan con escuelas o entidades educativas, con talleres para concienciar a los más pequeños en una realidad rural sostenible.