¿Te imaginas una pintura ecológica que hiciese el mismo efecto que las hojas de los árboles de un bosque frondoso?
¿Y si se pudiese detectar el cáncer de mama a través de la orina? La joven Judit Giró es la creadora de The Blue Box, una nariz electrónica, inspirada en la de los perros, capaz de detectar si una mujer tiene cáncer de una forma no invasiva.
Lucía Martín.
Una de cada ocho mujeres desarrollará un cáncer de mama: se dice pronto, pero la proporción, párate un momento a pensarlo, es preocupante. De momento, el único método de diagnóstico eficaz que tenemos son las mamografías, y benditas sean, pero, ¿no podría haber otro método que sin sustituir al anterior, pudiese realizar ese diagnóstico y de una forma menos invasiva?
Este pensamiento es el que barruntaba en su cabeza la Ingeniera Biomédica Judit Giró, fundadora de The Blue Box. Con tan solo 25 años (rompemos desde aquí una lanza a favor de los jóvenes que suelen tener, lamentablemente, mala prensa), Giró es la creadora de The Blue Box, un aparato biomédico capaz de detectar, simplemente a través de la orina, si una mujer padece cáncer de mama.
El aparato de Giró es una nariz electrónica inspirada en el sistema olfativo del perro. Porque, como ya está demostrado por la ciencia, los perros bien entrenados son capaces de oler a los pacientes y ladrar si la persona padece un determinado tipo de cáncer. La idea le vino de una de las ponencias a la que acudió siendo estudiante: “Nos hablaron de un equipo de investigación que tenía perros que eran capaces de oler el cáncer. A mí esto me motivó muchísimo porque pensé que si los perros pueden hacerlo, ¿por qué no podemos hacerlo nosotros?”.
Giró, que de pequeña era una apasionada del patinaje, nos cuenta que la ingeniería biomédica lo que hace es traducir la biología: “Traducir algo muy complejo a un modelo matemático, hacerlo explicable”.
¿Te suena a chino? Puede ser, pero si diseccionamos una Blue Box quizás se entienda mejor: dentro de la caja hay un microprocesador conectado a unos sensores. Al introducir las muestras de orina dentro de la caja, los sensores van a cambiar la señal que emiten porque detectan ciertas moléculas químicas asociadas al cáncer de mama. Estas señales llegan, mediante bluetooth, al teléfono de la usuaria, en el que se tiene la app asociada al invento. “Desde el teléfono se manda esa señal a la nube, que sirve como input a nuestro algoritmo basado en inteligencia artificial (IA). Este algoritmo está imitando el córtex olfativo del perro porque realmente el software está construido mediante neuronas artificiales”. Et voilà, de una forma cómoda e indolora la mujer puede saber si padece este tipo de cáncer.
¿Se trata de un método sustitutivo a la mamografía? En absoluto: es un método complementario que además, en la actualidad, para ser comercializado, debe ser aprobado por la FDA y la EMA, los organismos que diseñan la normativa para estos aparatos biomédicos.
Dueñas de su propia salud
Giró recibió una beca Balsells para irse a estudiar un máster, el ‘Embedded and Cyber-Physical Systems’ de la Universidad de California, en Irvine, Estados Unidos. “El máster tiene un nombre muy largo, pero realmente significa ‘The Internet of Things’. Me gustó muchísimo y me enseñó lo que me faltaba aprender para mejorar The Blue Box. Aprendí a utilizar la inteligencia artificial aplicada a la medicina y también me permitió conocer a Billy Chen, y ahora los dos somos cofundadores de la startup, yo soy la CEO y él es el CTO”.
La empresa ha puesto en marcha un crowdfunding para poder realizar los estudios clínicos que permitan optimizar al máximo The Blue Box y sacarla cuanto antes al mercado; una caja con muchas potencialidades: “Se puede usar múltiples veces, las veces que tu médico te lo recomiende, y puede ser utilizada por todos los miembros de la familia. Yo tengo un sueño, que las mujeres sean dueñas de su propia salud y que tengan en casa la posibilidad de auto testearse y prevenir un cáncer de mama”, nos cuenta Giró desde los campos de Vallmoll, en la provincia de Tarragona, el pueblo que la vio crecer y el lugar elegido para montar la startup, “Tal vez ahora estamos llegando a la revolución de las startups en los pueblos, porque ahora se puede. Estás trabajando en Vallmoll, pero estás en el mundo y puedes estar trabajando en una solución que ojalá llegue a ser global y hacerlo desde donde tú sientes que realmente es tu casa”.
Su equipo ha testeado The Blue Box con muestras de orina del hospital de Reus: “De 90 personas, incluyendo personas con cáncer de mama metastásico y también personas sanas, encontramos que la capacidad clasificatoria del aparato es del 95%, es decir, se clasifican bien el 95% de las muestras”.
¿Cómo ve la medicina del futuro esta joven de mente preclara? “Va a ser una medicina personalizada y preventiva, porque esta es la forma de salvar vidas, de que los sistemas sanitarios puedan salvarlas de forma barata”.