Episodio 1×03 Por un mundo más accesible.
Autofabricantes
Prótesis no normativas impresas en 3D creadas por niños.

Los cuerpos son diversos y tienen diferentes capacidades. Una afirmación que se ve reflejada en el trabajo de Autofabricantes, iniciativa creada por Francisco Díaz que crea prótesis no normativas 3D para niños y adolescentes con una peculiaridad: poniendo a los más pequeños en el centro del proceso de creación. Un proyectazo.

Los viejos relatos siguen siendo útiles en tiempos de inteligencia artificial, metaversos e impresoras 3D. Por ejemplo, está el que dice que es mejor enseñar a pescar que traer un cesto de peces a quien necesita comer. Del mismo modo, podríamos preguntarnos qué resulta de más ayuda para un niño o niña con diversidad funcional: ¿Una prótesis que intente reparar una mano o participar en la búsqueda de su propia solución?

Francisco Díaz es arquitecto de profesión. Desde que aparecieron las impresoras 3D, se interesó por ellas y sus posibilidades creativas. Para él, todo empezó el día que los padres de una bebé que iba a nacer sin una mano acudieron a una cooperativa artística donde Francisco se encontraba realizando prototipos con impresoras 3D. Los padres de la pequeña le preguntaron cuál era el futuro de su hija, si creía que podría ser autónoma. 

Aquella pregunta fue la chispa que hizo que Francisco y su equipo decidieran pasar dos años diseñando un prototipo para la niña, con una diferencia: esta vez incluyeron a la pequeña en el proceso de creación. “Vimos que no quería una mano, sino una herramienta para hacer sus actividades”. Éste fue el germen de Autofabricantes, un grupo multidisciplinar que fabrica prótesis infantiles incluyendo a sus destinatarios en el proceso de creación.

Con esta primera experiencia, Francisco se dio cuenta de que involucrando a niños y niñas en el diseño y conceptualización de sus propias prótesis, se empoderan y se relacionan con las mismas desde la salud, la normalización de su cuerpo y sus propias necesidades. Lo más fascinante del proceso fue descubrir que la tecnología 3D no era un fin en sí mismo, sino un medio para lograr el bienestar de los pequeños con diversidad funcional: “Hemos conseguido que niños con prótesis no normativas acepten su cuerpo incluyéndoles en el proceso creativo”. 

Autofabricantes organiza talleres con niños y niñas para que prueben prótesis que no imitan una mano, sino que resuelven otros tipos de problemas o tienen otras funcionalidades. A su vez, investigan sobre el impacto psicológico y funcional de las prótesis no normativas. A través del uso de una tecnología de bajo coste y Open Source, están ayudando a decenas de pequeños y adolescentes a normalizar su diversidad funcional.

Autofabricantes se encuentra en una situación frágil a nivel financiero. Actualmente, para conseguir fondos que les permitan continuar con su trabajo, tienen puesto el foco en demostrar los beneficios de este tipo de procesos en ensayos clínicos. Han comprobado que esta metodología, aunque costosa, proporciona niveles de autoaceptación mucho más grandes que la simple reparación de una extremidad con una prótesis normativa funcional. “Incluso hemos conseguido que los amigos de los niños con prótesis no normativas digan: ‘¡yo quiero una mano como él!’”, cuenta Francisco. Lo que hace especial a Autofabricantes, lo que les hace realmente innovadores, se resume en un hecho muy sencillo: no quieren reparar el cuerpo, sino dotar de herramientas a las personas con diversidad funcional para que satisfagan sus necesidades. Y, esto mismo, es un subidón para la autoestima. 

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ALGUNOS DATOS.

Han generado prótesis muy innovadoras como SuperGiz que han llegado a muchos países y miles de personas.

Desde 2018 impulsan la red Gekkolab, un conjunto de equipos en otros países para replicar los proyectos y multiplicar el impacto.