¿Te imaginas una pintura ecológica que hiciese el mismo efecto que las hojas de los árboles de un bosque frondoso?
Antonio García Vicente tiene 14 años y ha encontrado la forma de ayudar a través de la programación. Es el fundador de Joinus4theplanet, una plataforma online de voluntariado activo para compartir y divulgar acciones e iniciativas que alivien los problemas medioambientales.
Patricia Ávila Sánchez
El fútbol y los juegos de mesa siempre han estado muy presentes en la vida de Antonio: «Era un niño muy normal, la verdad. Me gustaba jugar y era muy curioso». Esa curiosidad hizo que desde muy pequeño se preguntara constantemente cómo funcionaban las cosas. «Había visto en casa a mi madre con un ordenador, pero realmente no comprendía para qué servía cómo se utilizaba», recuerda el joven.
Con 6 años tuvo su primer contacto con la programación en el Scratch Day, un evento en la Universidad de Valladolid en el que se imparten talleres de diversos lenguajes de programación y al que acudió junto a su hermana Noelia y sus padres. Y entonces surgió el flechazo. Antonio se enamoró de la programación y descubrió un mundo repleto de posibilidades. «Salí con muchísima ilusión y con muchas ganas de seguir aprendiendo», explica el joven mientras señala el edificio de la universidad en el que se celebró el evento.
Programar para aprender jugando
A partir de ese momento comenzó a programar sus primeros juegos desde casa y poco a poco se fue interesando cada vez más y más. Con 7 años entró en el Club de Jóvenes Programadores de la Universidad de Valladolid –continúa en la actualidad– para seguir avanzando.
Pero cuanto más aprendía, más curiosidad sentía por la programación. Esa pasión que él había descubierto la quería transmitir a sus compañeros del colegio. «Me di cuenta de que podía darle un enfoque más educativo y crear juegos para aprender de una forma más sencilla. Me di cuenta de que a través de los juegos memorizaba los continentes o los huesos del cuerpo humano… Y me pasaba a mí y le pasaba a mis compañeros», cuenta con la emoción de alguien que cree firmemente en lo que dice.
Tras el gran interés de los alumnos y profesores, Antonio creó el club de programación de su colegio, el Páramo de Villabubla: «Empezamos 10 niños y ya han pasado más de 100». Para este joven vallisoletano programar es un superpoder porque «puede servir para todo lo que quieras» y anima a cualquier persona a que la pruebe y aprenda: «La programación no entiende de género, de clases, ni nada. Es para todo el mundo».
Un proyecto para proteger el medioambiente
El 76% de los jóvenes muestran su preocupación por el medioambiente y el cambio climático, según el ‘Informe Juventud en España‘ elaborado por el INJUVE –Instituto de la Juventud–. «En mi generación estamos muy concienciados en todos estos temas porque ya estamos empezando a ver las consecuencias», explica Antonio. Él es uno de esos jóvenes. Había utilizado la programación con fines educativos, pero buscaba aplicar sus conocimientos para generar un impacto positivo y real.
«En el instituto nos propusieron apuntarnos a un concurso, el Audi Creativity Challenge y teníamos que presentar una iniciativa que generase un cambio social», explica. Le contó la idea a su hermana Noelia y a su amigo Daniel García –del club de programación– y entre los tres crearon un proyecto para intentar mitigar los problemas medioambientales.
Así nació Joinus4theplanet.org, una plataforma digital de voluntariado activo para divulgar y compartir acciones en favor del planeta. «Puedes organizar una batida de limpieza o aconsejar a otras personas o aportar recursos. Ir a limpiar sitios cerca de tu zona o playas…», cuenta Noelia, la hermana de Antonio.
El objetivo del proyecto es movilizar y poner en contacto a jóvenes, adultos, grupos, entidades o cualquier organismo que tenga ganas de cambiar el mundo. En palabras de Daniel García: «Cualquier solución que pueda beneficiar al medioambiente es bienvenida».
Antonio ahora tiene 14 años y ha programado más de 100 videojuegos. La programación es su herramienta para aprender de una forma divertida, ayudar a los demás y cambiar el futuro del planeta: «Pequeñas personas, en pequeños sitios y haciendo cosas pequeñas pueden generar un cambio muy grande».