Una plataforma que premia tu esfuerzo por desplazarte de forma sostenible.
Pepo Jiménez
¿Te imaginas entrar en tu supermercado de confianza y que el frutero sea tu vecino o ir a la caja y que te atienda un amigo de toda la vida? ¿Te imaginas ser tú quién decide qué productos puedes comprar, que estos sean sostenibles y de proximidad y decidir cómo están ordenados los estantes? Ahora piensa en todo esto y encima que tu compra te pueda salir mucho más barata. Bienvenido a La Osa, el primer supermercado cooperativo y participativo abierto en España.
Todo es diferente una vez que cruzas la puerta del número 57 de la Avenida de Asturias, en el madrileño barrio de Tetuán. Para empezar, un compañero te recibe, te ficha y te comenta las novedades de la semana en esta gran familia. Porque si por algo se caracteriza este local es por la sensación constante de estar en un territorio doméstico reconocible. Aquí no vas a moverte por fríos pasillos en silencio, entre desconocidos y sin saber qué productos te vas a encontrar. Entrar en La Osa es no parar de saludar a gente, de aprender y de ponerse al día, de sentir que esos pasillos son parte de tu esfuerzo, es ver con orgullo que esas alubias ecológicas que recomendaste en el cuaderno de sugerencias están ya a la venta en el estante de legumbres, es compartir valores con una comunidad de personas dispuestas a reinterpretar la forma en la que consumimos y cómo ésta impacta, primero en nuestra familia, en nuestro barrio y luego en todo el planeta.
“La misma persona es a la vez consumidora, propietaria y participante, esa es la clave”, nos cuenta José Antonio Villarreal, ‘Villa’, cofundador del centro y uno de los máximos defensores de esta nueva forma de comprar y consumir.
Villa lleva media vida investigando el modelo de supermercado cooperativo. Lo que antiguamente se llamaba economato y que ha evolucionado a una fórmula más eficaz, activa y sostenible. Cogiendo un poco del exitoso ‘Park Slope Food Coop’, de Nueva York, otro poco de ‘La Louve’, en París y una amplia experiencia en tiendas ecológicas en el centro de Madrid, Villa y su equipo han levantado un súper que cuenta ya con 1.100 cooperativistas y que tiene su propia identidad, como la osa del escudo de Madrid: “La Osa es compromiso con el entorno, cooperación, inclusión y respeto por el medio ambiente”, nos cuenta con orgullo.
“No puede comprar cualquiera, aquí compramos los socios, que también trabajamos. Hacemos todas las funciones de un supermercado, esto hace que los precios puedan ser más asequibles para nosotros y nos permite también acceder a productos bio o que suelen ser más caros”, nos cuenta Marisol, una de las cooperativistas que hoy está reponiendo las estanterías con género de productores locales o de comercio justo. “A mí me gusta el turno de pesado de fruta y verdura porque es el que más cháchara da”, dice por otro lado Juan López, un estudiante de sociología que se apuntó al super después de oír maravillas en boca de sus padres.
Tras pagar una cuota única de 100€, cada cooperativista se compromete a realizar un mínimo de 3 horas de tareas al mes en el supermercado. Y es en esa rotación —hoy puedes ser cajero, mañana encargarte de la comunicación o de hacer los pedidos— donde los socios no solo aprenden a levantar un negocio desde todos los ángulos, sino que están construyendo una familia que se cuida y nos cuida a todos.