Una plataforma que premia tu esfuerzo por desplazarte de forma sostenible.
Marc Coloma cree que la carne vegetal puede solucionar una buena parte de los problemas que hoy padece nuestro planeta. Con Heura quiere ofrecer al consumidor la oportunidad de actuar.
Natalia Quiroga
Una entrevista con Marc es acabar con el cuaderno lleno de notas. O no dejar de buscar donde está el suyo. “Dinos dónde tienes todo esto apuntado, Marc”, y Marc se ríe, pero no es broma: hay tanta determinación y claridad en su discurso, en sus sentencias, en sus datos, que cuesta rebatir o incluso, volver a preguntar.
“Desde pequeño siempre he sido muy preguntón, pesado e inconformista. Era el típico niño que preguntaba una y cien veces ‘¿por qué?’», explica. La revancha de Marc fue tratar de no dejar pregunta sin respuesta, o lo que es lo mismo, buscar siempre la solución al problema.
“Heura está presente ya en más de 10 países y más de 3.000 puntos de venta”, explica Marc Coloma.
Hace tres años, Marc Coloma fundó, junto a Bernat Añaños, Heura, que se ha convertido en una de las empresas de carne vegetal con más crecimiento en Europa, y que ha situado a la carne vegetal como una de las mejores alternativas a un modelo de consumo que, según explica, es incompatible con el futuro. “Nada tiene más fuerza que una idea cuyo momento ha llegado y, sin duda, ahora es el momento de la carne vegetal”.
El momento para la transición proteica.
Para Marc el momento es ahora; el problema, un planeta que no puede más con nuestro modelo de vida y la solución (o al menos, una de ellas) pasa por la transición proteica. ¿Transición proteica? Mientras que tenemos mucho más asumido conceptos como el de transición ecológica o transición energética, los cambios en nuestra forma de alimentarnos están menos explorados. “Es importante que esas mismas preguntas las llevemos a la alimentación, porque comemos cinco veces al día y es la industria que más impacto tiene en el mundo”.
En su respuesta, Marc interpela a la persona que escucha, de nuevo, con la claridad de unos datos que no dejan mucha alternativa. “Una vaca consume más de 20 veces agua y comida que un humano, y hay 1,5 mil millones de vacas en el mundo: eso es como si hubiera 30.000 millones de humanos. Al final, la ganadería es la principal industria en emisiones de gases de efecto invernadero”.
Frente a la contundencia de un problema difícil de sostener, Marc plantea desde su empresa: “Me encontraba con que mucha gente venía y me decía: «Estoy totalmente de acuerdo con que aquí hay un problema, pero luego voy a un supermercado o a un bar y no sé qué comer». Y eso es lo que me hizo reflexionar sobre el hecho de que en el fondo hay también un problema tecnológico”, apunta.
I+D para superar el test de la abuela.
Tras años de activismo en la defensa del medio ambiente y los derechos animales, Marc tenía claro que, como él, la persona dispuesta a consumir de otro modo necesitaba una verdadera alternativa proteica a la carne. Sabía también que no bastaba con la forma tradicional en que se habían hecho las proteínas vegetales, necesitaban dar un paso más hacia lo que ya se conoce como “La nueva revolución vegetal”. Así que, junto a su equipo, empezaron a moverse por diferentes centros tecnológicos de Europa para encontrar la clave de lo esencial: la estructura de su carne vegetal.
“El principio del reto era cómo estructurar proteínas de una forma mucho más saludable y sostenible, pero que sobre todo tuvieran ese mordisco”, explica. El siguiente reto, cuando ya se habían puesto en la producción todas las innovaciones posibles, era superar el test de la abuela: “Yo tenía a mi abuela en mente para la prueba de fuego, porque ella era carnicera (tenía un puesto en el Mercado de Santa Caterina de Barcelona). Cuando le di el producto y me dijo: «¡Marc, este pollo está muy rico!», pensé: «Lo hemos conseguido».
Tenían el mordisco. Heura está hecha fundamentalmente a base de proteína de habas de soja y guisante, aceite de oliva virgen y especias, que son las que aportan el sabor que buscaban, primero de pollo, después también de ternera y próximamente de cerdo. Pero lo verdaderamente importante, y lo que en parte la hace diferente, es lograr una estructura fibrosa similar a la de la carne de origen animal.
Y ha sido un éxito. Heura está presente ya en más de 10 países y más de 3.000 puntos de venta, pero lo que verdaderamente importa es, según Marc: “Que nosotros medimos nuestros resultados por el impacto positivo que tenemos en el mundo. Este año Heura ha supuesto un ahorro de 4.000 millones de litros de agua y de 7.000 toneladas de CO2”.
“No estamos en contra de la carne, sino de las malas consecuencias que tiene la carne”, cuenta Marc.
Pero, “¿por qué imitar la carne si no os gusta?”, la pregunta sale casi sola. “Nos la hacen muchas veces y me parece una muy buena pregunta, porque centra el debate. No estamos en contra de la carne, sino de las malas consecuencias que tiene la carne. Y lo que queremos impulsar, los de la industria de la proteína y la carne vegetal, es cómo hacemos carne que sea mejor, conectando justamente con lo que nos encanta de la carne”. Y Marc vuelve a sonreír, como sonríe en su logo la “u” de Heura, que en catalán significa hiedra, esa planta que transforma en verde el espacio donde crece.